Desde el momento en que nace, la oruga pasa su vida arrastrándose. Se mueve lentamente, pegada al suelo, avanzando con esfuerzo entre hojas y ramas.
Toda su existencia ha sido así. No conoce otra realidad. Mira a su alrededor y ve aves volando, mariposas revoloteando de flor en flor… pero nunca imagina que algún día ella podría hacer lo mismo.
Ese no es su mundo. Ella ha aprendido a arrastrarse, no a volar.
La transformación llega, pero la mentalidad sigue igual
Llega el día en que su proceso de transformación comienza. Se encierra en su capullo. En la oscuridad, en lo desconocido, mientras todo dentro de ella cambia.
Y cuando finalmente sale… ya no es la misma.
Sus patas torpes han sido reemplazadas por alas. Su cuerpo pesado ahora es ligero. Está diseñada para volar.
Pero hay un problema: ella no lo sabe.
Después de toda una vida arrastrándose, ¿cómo podría creer que puede volar?
Así nos pasa muchas veces.
Dios nos ha transformado. Nos ha dado una nueva identidad. Pero seguimos viviendo como si nada hubiera cambiado.
Nos seguimos viendo como la mujer herida, la que ha fracasado, la que nunca podrá ser diferente. Nos aferramos a una versión de nosotras mismas que ya no existe.
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.» (2 Corintios 5:17)
Dios ya te transformó, pero necesitas creerlo
Tal vez has estado viviendo con una mentalidad de oruga. Sigues viendo tu vida desde abajo, desde el fracaso, desde la vergüenza del pasado. Sigues diciendo:
- «Yo siempre he sido así.»
- «Nunca podré cambiar.»
- «No soy lo suficientemente buena.»
Pero lo que no has entendido es que ya no eres la misma.
Dios ya ha hecho la transformación en ti.
«Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros.» (Ezequiel 36:26)
No eres la mujer que una vez fuiste.
No eres tus errores.
No eres tus fracasos.
No eres lo que te dijeron.
Dios ya te ha dado alas.
La pregunta es: ¿te atreverás a volar?
No sigas arrastrándote cuando Dios te ha llamado a volar
Imagínate por un momento que la mariposa decide nunca usar sus alas. Que sigue moviéndose torpemente por el suelo, luchando por avanzar como cuando era oruga.
Sería absurdo, ¿verdad?
Pero muchas de nosotras hacemos lo mismo.
Nos quedamos atrapadas en una identidad que ya no nos pertenece. Dios nos ha dado una nueva vida, pero seguimos actuando como si estuviéramos rotas.
«Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.» (1 Corintios 6:20)
Es tiempo de soltar la mentalidad de oruga.
Es tiempo de dejar de verte como una mujer rota, insuficiente y sin propósito.
Es tiempo de aceptar que Dios ya te hizo nueva.
Hoy es el día en que decides volar
Si este mensaje resonó contigo, quiero invitarte a hacer esta oración conmigo:
Señor, por mucho tiempo he vivido como si nada en mí hubiera cambiado. He seguido viéndome con los ojos del pasado, con la identidad de la mujer que fui antes de conocerte. Pero hoy decido creer en lo que Tú dices de mí. Hoy elijo extender mis alas y volar. Ayúdame a dejar atrás la mentalidad de oruga y caminar en la plenitud de la mujer que Tú has hecho de mí. En el nombre de Jesús, amén.
Dios ya te transformó—Ahora es momento de caminar en esa verdad
Si sientes que Dios te está llamando a dejar atrás la versión de ti que ya no existe, quiero acompañarte en este proceso.
En De la Vergüenza a la Victoria, te ayudo a soltar la mentalidad del pasado y caminar en la identidad que Dios ya ha puesto sobre ti.
Este no es solo un libro. Es un proceso de transformación para que aprendas a vivir con la certeza de que ya no eres la misma.
Si estás lista para dejar de arrastrarte en la vergüenza y empezar a volar en la libertad que Dios te ha dado, quiero caminar contigo.
Deja de vivir como si siguieras siendo oruga. Dios ya te ha dado alas. Es tiempo de usarlas.
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