A veces no es el enemigo.
A veces es Dios.
A veces no es un ataque.
Es una invitación disfrazada de incomodidad.
Porque cuando ya no encajas en lo que antes te bastaba…
cuando nada de lo que antes te llenaba ahora tiene sentido…
cuando te encuentras llorando y ni tú sabes por qué…
Tal vez no estás fallando.
Tal vez estás siendo inquietada.
He aprendido que muchas veces Dios no llega con respuestas.
Llega con una sacudida.
Nos quita el piso, pero no para destruirnos…
sino para plantarnos en terreno más fértil.
Y eso duele.
Duele cuando no entiendes.
Duele cuando nada se acomoda.
Duele cuando estás entre lo que ya no eres… y lo que aún no ha nacido.
Pero es justo ahí donde algo empieza a despertarse.
Hay procesos que no se explican con palabras.
Hay temporadas donde solo puedes decir:
“No sé qué está pasando, pero sé que Dios me está moviendo.”
Y si eso es lo que sientes…
no estás sola.
Dios no está buscando mujeres cómodas.
Está despertando mujeres disponibles.
No está levantando estructuras antiguas.
Está levantando vidas nuevas.
Y eso empieza cuando le dices:
Señor, no me dejes quedarme donde me acomodé.
Como dice Isaías 43:19:
“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz, ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.”
No todo desierto es abandono.
A veces es preparación para que brote algo completamente nuevo.
Señor, inquiétanos.
No para hacernos daño, sino para despertarnos.
Inquiétanos cuando nos volvemos tibias.
Cuando nuestras oraciones se repiten pero no nos transforman.
Cuando dejamos de soñar con lo eterno.
Cuando empezamos a vivir para mantenernos, no para avanzar.
Haznos incómodas con lo que no viene de Ti.
Haznos insaciables por tu presencia.
Haznos intrépidas otra vez.
Si estas palabras tocaron algo en ti,
si hay algo que no puedes explicar pero que sabes que es Dios moviéndote,
quiero decirte: no estás desubicada. Estás siendo posicionada.
Y si estás lista para empezar a caminar en esa dirección,
quizá Mujer Totalmente Nueva pueda acompañarte en ese proceso.
No como una guía, sino como un susurro que te recuerda:
lo nuevo ya empezó… y no estás sola.
Puedes leer más en MujerTotalmenteNueva.com
Oremos juntas:
Señor, inquieta mi alma cuando me acomodo lejos de tu voluntad. No permitas que me conforme con lo que solo es cómodo, si eso me aleja de lo que es eterno. Despiértame por dentro. Llévame al lugar donde tus caminos sean más grandes que mis planes. Donde mi obediencia pese más que mis temores. Quiero caminar hacia lo nuevo, aunque me cueste soltar lo antiguo. Hazlo Tú en mí. En el nombre de Jesús. Amén.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
Recibe la palabra profética en tu correo electrónico.