Imagina que tienes una bolsa hermosa, de esas que te hacen sentir segura y elegante cuando la llevas. Es espaciosa, resistente, perfecta para guardar todo lo que necesitas.
La usas con confianza, creyendo que todo lo que pones dentro está seguro. Pero hay un problema. Sin que te des cuenta, la bolsa tiene pequeños agujeros en la base.
Al principio, no lo notas. Sigues guardando tus cosas como siempre. Metes dinero, documentos importantes, tu teléfono, lo esencial para el día. Pero después de un tiempo, algo extraño sucede.
Buscas tu dinero… y ya no está. Tratas de encontrar lo que guardaste… pero ha desaparecido.
No importa cuánto pongas dentro, todo se sigue escurriendo. Hasta que, un día, te das cuenta de que te has quedado sin nada.
Intentamos llenar nuestro vacío con lo equivocado
Así es nuestro corazón cuando tratamos de llenarlo con cosas que no pueden sostenernos.
Buscamos en relaciones el amor que nos falta. Perseguimos el éxito esperando que nos haga sentir valiosas. Dependemos de la aprobación de otros para sentirnos seguras. Nos aferramos a lo material, pensando que ahí encontraremos satisfacción.
Y por un momento, parece que funciona.
Cuando alguien nos dice que nos ama, sentimos alivio. Cuando logramos un objetivo, experimentamos satisfacción momentánea. Cuando recibimos elogios, nos sentimos vistas y apreciadas.
Pero con el tiempo, el efecto desaparece. Porque todo lo que es humano, temporal y externo tiene fugas.
«¿Por qué gastar dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface? Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno, y se deleitarán con manjares deliciosos.» (Isaías 55:2)
Nada de lo que buscamos en este mundo puede llenarnos por completo.
El vacío sigue ahí.
El problema no es lo que buscamos, sino dónde lo buscamos
Dios nos creó con una necesidad profunda de amor, propósito y plenitud. Pero cuando intentamos llenar esa necesidad con cosas que no pueden sostenernos, terminamos sintiéndonos más vacías de lo que empezamos.
«Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas rotas que no retienen agua.» (Jeremías 2:13)
El problema no es desear amor, valor y propósito. El problema es buscar esa plenitud en lo que nunca podrá dárnosla.
Las relaciones pueden ser hermosas, pero nunca podrán llenar el lugar que solo Dios puede llenar. El éxito puede darnos satisfacción, pero no nos dará identidad. La validación externa puede animarnos, pero no nos dará seguridad eterna.
Jesús le dijo a la mujer samaritana:
«Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.» (Juan 4:13-14)
Dios quiere coser las fugas en tu corazón
Tal vez hoy te das cuenta de que has estado llenando tu vida con cosas que no sostienen tu alma.
Cada vez que crees que finalmente has encontrado lo que necesitas, el vacío regresa. Pero Dios no quiere que sigas buscando en lugares equivocados.
Él no quiere que pases toda tu vida con una bolsa llena de agujeros.
«Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él.» (Colosenses 2:9-10)
La plenitud que buscas no está en una relación, en un logro o en la aprobación de alguien más.
La plenitud que buscas está en Dios.
Solo Su amor es suficiente para llenar lo más profundo de tu corazón sin escaparse, sin agotarse, sin desaparecer con el tiempo.
Hoy es el día en que dejas de buscar en los lugares equivocados
Si este mensaje resonó contigo, quiero invitarte a hacer esta oración conmigo:
Señor, reconozco que he estado tratando de llenar mi corazón con cosas que no pueden sostenerme. He buscado amor, validación y propósito en lugares que solo me han dejado vacía. Pero hoy decido dejar de buscar en lo temporal y acudir a Ti, la única fuente de agua viva. Llena mi corazón con Tu amor y enséñame a encontrar mi plenitud en Ti. En el nombre de Jesús, amén.
Dios quiere llenar tu corazón de algo que nunca se agotará
Si este mensaje tocó tu corazón y sientes que Dios te está llamando a soltar las cosas que nunca te han llenado realmente, quiero acompañarte en este proceso.
En De la Vergüenza a la Victoria, te ayudo a identificar las falsas fuentes en las que has estado buscando amor y a reemplazarlas con la verdad de Dios.
Este no es solo un libro. Es una invitación a dejar de perseguir lo que nunca ha sido suficiente y recibir lo que realmente puede transformar tu vida.
Si estás lista para cerrar las fugas de tu corazón y encontrar la plenitud en Dios, quiero caminar contigo en este proceso.
Deja de llenar una bolsa con agujeros. Dios tiene algo mejor para ti.
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