Dios no busca mujeres fuertes, sino mujeres dispuestas

Publicada el
Dios no busca mujeres fuertes, sino mujeres dispuestas - Las Cartas de Magie

No sé en qué momento empezaste a sentir que debías tenerlo todo bajo control.
Quizá fue después de esa pérdida que nadie vio.
O cuando decidiste seguir sonriendo… aunque por dentro estabas en ruinas.
Tal vez fue cuando te diste cuenta de que el mundo no se detiene a consolar a quien se siente rota.

Así que seguiste.
Con agendas llenas y el corazón vacío.
Con oraciones breves y cargas largas.
Con fe, sí… pero mezclada con miedo.
Porque nadie te enseñó que está bien no poder con todo.
Nadie te dijo que incluso las mujeres fuertes necesitan rendirse.

Pero hay una verdad que quiero recordarte hoy:
Dios no necesita que seas invencible.
Él solo quiere que seas accesible.

Porque en el Reino, los comienzos no están marcados por logros, sino por rendiciones.
Y nada realmente nuevo puede nacer en ti… hasta que no estés dispuesta a soltar lo viejo.

Rendirte no es dejar de luchar.
Es elegir en qué batalla vale la pena seguir de pie.
Y créeme, la más importante no se gana con fuerza, sino con entrega.

En Mujer Totalmente Nueva, escribí sobre ese punto exacto.
Ese momento en que la mujer que llevas dentro ya no quiere cargar con más.
No porque se haya rendido al dolor… sino porque decidió rendirse al amor.
Al amor de un Dios que restaura sin preguntar demasiado.
Que sana sin condiciones.
Que te conoce mejor que tú misma, y aún así… te escoge.

Tal vez tú también has estado ahí.
Has intentado reconstruirte por fuera mientras te desmoronabas por dentro.
Has querido seguir adelante sin procesar lo que perdiste, lo que duele, lo que ya no es.
Has querido sanar sin pasar por la sala de espera de la rendición.

Pero Dios no te llamó a sostenerlo todo.
Él te llamó a soltar lo que no te deja volar.
A confiar cuando ya no puedes controlar.
A comenzar de nuevo, no desde la perfección… sino desde la presencia.

Y ese comienzo no llega con fuegos artificiales.
Llega en silencio.
En lágrimas.
En una madrugada donde al fin dices: “Señor, hazme de nuevo.”

Y ¿sabes?
Hubo un día en que Jesús también hizo una entrada que cambió todo.
No llegó con coronas de oro ni con aplausos eternos.
Entró montado en humildad.
En obediencia.
En rendición.

Fue aclamado por muchos, pero su mirada no estaba puesta en la ovación.
Estaba puesta en el propósito.
Él sabía que, para que hubiera redención, debía haber entrega.
Y lo hizo… por ti. Por mí.

Hoy también es tu entrada a Jerusalén.
No a una ciudad física, pero sí al lugar donde obedeces aunque no entiendas,
donde te rindes aunque duela,
donde decides avanzar hacia lo que Dios te ha prometido,
aunque el camino pase primero por la cruz.

Jerusalén representa ese punto donde tu historia se alinea con el cielo.
Y lo que comienza en rendición… siempre termina en resurrección.

Si estas palabras tocaron algo profundo en ti, Mujer Totalmente Nueva puede ayudarte a caminar ese proceso con fe y propósito.

Es tiempo de sanar desde adentro, de soltar lo que pesa y de permitir que el Espíritu Santo te levante, no solo como una sobreviviente… sino como una mujer renovada.

Encuentra más en mujertotalmentenueva.com

con amor y oraciones,

Magie de Cano





Recibe la palabra profética en tu correo electrónico.