Todas hemos visto esas historias que se ven bonitas por fuera.
Películas que nos sacan un suspiro, escenas que nos hacen pensar “yo quiero algo así”.
Nos hacen reír, llorar, emocionarnos…
pero también, sin darnos cuenta, van sembrando en nosotras una idea distorsionada del amor.
Historias donde el «verdadero amor» aparece justo cuando la protagonista ya tiene un compromiso.
Donde lo prohibido se vuelve romántico.
Donde seguir el corazón, aunque implique romper un pacto, se celebra.
Donde la fidelidad se mira como cárcel,
y el deseo —impulsivo y emocional— se convierte en la brújula.
Y como todo está envuelto en música suave, miradas intensas y finales felices,
terminamos creyendo que eso es amor.
Pero no lo es.
La cultura nos vende un guion… que termina en ruina
Películas, novelas, series, redes sociales…
nos muestran una versión del amor que no está basada en verdad,
sino en entretenimiento.
Y lo peligroso es que empezamos a repetir esas ideas en nuestra vida real:
«Si no me emociona, no es amor.»
«Si apareció alguien que me entiende mejor, debe ser una señal.»
«Si no soy feliz, tengo derecho a empezar de nuevo… aunque eso signifique romper lo que ya tengo.»
Y lo triste es que muchas lo aplauden.
Y muchas más… lo imitan.
Pero el amor de Dios no se construye sobre la emoción del momento,
sino sobre la fidelidad a lo eterno.
No se trata de encontrar una historia perfecta,
sino de construir una historia con propósito, aunque cueste.
Hollywood celebra lo que el cielo sana
La fidelidad ya no es popular.
El perdón ya no es atractivo.
El pacto ya no se honra.
Porque nos hemos dejado guiar por escenas bonitas que distorsionan verdades profundas.
Y así, muchas mujeres han entrado en relaciones esperando una historia perfecta,
pero sin estar dispuestas a permanecer cuando aparezcan los días difíciles.
Creemos que el verdadero amor es aquel que “nos encuentra” y nos rescata de una vida aburrida…
cuando la verdad es que el verdadero amor se construye en lo cotidiano, se sostiene en lo eterno y se prueba en lo secreto.
Si queremos un amor con propósito, necesitamos renovar nuestra mente
Eso es lo que escribí en Cita con tu Destino.
No es un libro para encontrar al hombre perfecto.
Es un llamado a sanar la mente, el corazón y el espíritu,
para que cuando el amor llegue, nos encuentre listas, no confundidas.
Porque un amor real no necesita traicionar a nadie para parecer emocionante.
No necesita una banda sonora ni una escena dramática para ser profundo.
Un amor real es aquel que nace en Dios, se edifica con Él,
y se sostiene incluso cuando el guion no es perfecto.
Tal vez tú también te has preguntado por qué aún no ha llegado ese amor.
Y quizás parte de la respuesta está aquí:
Dios no quiere que repitas los guiones de este mundo,
ni los patrones con los que has vivido hasta ahora.
Él quiere escribir algo nuevo.
Algo limpio, claro, fuerte.
Un amor que no se parece a lo que viste en pantalla,
pero que será mucho más real…
porque vendrá de Su mano.
Oremos juntas:
Señor,
Hoy te entrego toda idea equivocada que he aceptado como verdad.
Renuncio a los guiones del mundo que han formado mi forma de amar,
mis expectativas, mis sueños y mis decisiones.
Desintoxica mi mente.
Sana mi corazón.
Reescribe en mí lo que el mundo distorsionó.
No quiero amar desde el vacío, la emoción o el miedo…
quiero amar desde el propósito.
Enséñame a esperar por lo que viene de Ti.
A reconocer lo falso aunque se vea bonito.
Y a prepararme, no para una historia de película,
sino para una historia eterna escrita por tu mano.
En el nombre de Jesús,
Amén.
¿Lista para cambiar de guion?
Si esta oración tocó algo profundo en tu corazón,
Cita con tu Destino puede ayudarte a romper con los patrones del mundo
y prepararte para un amor que no te confunda… sino que te confirme.
Este libro no es sobre encontrar un hombre.
Es sobre encontrarte a ti misma en el diseño de Dios.
Descúbrelo en: citacontudestino.com
Y empieza a escribir, junto al cielo, una nueva historia.
con amor y oraciones,
Magie de Cano
Recibe la palabra profética en tu correo electrónico.