NUNCA TE DEJARE NI TE ABANDONARE

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NUNCA TE DEJARE NI TE ABANDONARE

Cuando tú descendiste e hiciste maravillas que nunca imaginamos, los montes temblaron ante ti. Nunca antes hubo oídos que lo oyeran ni ojos que lo vieran, ni nadie supo de un Dios que, como tú, actuara en favor de aquellos que en él confían. Tú has salido al encuentro de los que practican la justicia con alegría, y de los que se acuerdan de ti y siguen tus enseñanzas.. Isaías 64:3-5

Hoy solo quiero animar a muchos de ustedes que han estado soportando situaciones difíciles. Algunos han perdido seres queridos en estos últimos días, otros están padeciendo alguna enfermedad, problemas familiares o situaciones económicas extremas. Hoy me escribía una amiga de Venezuela, con desesperación ella decía “No tenemos trabajo, ni dinero, ni comida ni medicinas”. Las cosas pueden estar oscuras a nuestro alrededor. Este es un tiempo para ver lo sobrenatural, estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales. (Efesios 2:6) La Tierra y todo lo que vive en ella conocerá que Jesús no sólo murió, sino que resucitó como un intercesor eterno. ¡Nuestro Redentor vive!.

El Señor dice:

No me deleito cuando tropiezas. Cuando lloras, Yo lloro. Cuando ríes, Yo río, porque no soy un Dios distante. No soy un Dios extraño, no soy un ídolo hecho por manos de hombres. Soy el Señor tu Dios, quien vino a la tierra con un plan antes que fuera formada. Se estableció un plan para la salvación, porque supe que el hombre pecaría. Pero también sabía que el hombre elegiría ser mío para entrar en una dulce comunión. Todo lo que tiene que ver contigo es importante para Dios. Cuánto anhelo responder tus oraciones. Cuánto anhelo llamar a los Míos para que salgan del valle del desaliento y la desesperanza. Cuánto anhelo llevar a Mi Novia al monte y refrescarla, posando sobre ella Mis labios con los dulces besos de Mi presencia, porque no soy un Dios de las cosas insignificantes, Soy el Dios de lo que tiene importancia.

No busco un Pueblo que se quede sólo y se sienta abandonado. Porque vi a los Míos en el aposento alto temblando de temor. Luego mi Espíritu descendió sobre ellos y todo cambió, porque Yo cumplo mis Promesas. Luego les dije que no los dejaría como si fueran huérfanos. Les dije que enviaría mi Espíritu para que los guíe, y los instruya, para guardarlos en toda verdad. “Levanta mi Nombre. Levanta tu corazón. Permíteme quitar de ti el pesar de la depresión y el temor. Acércate y te prometo que me acercaré a ti. Acércate en quietud. Oye mi voz. Entrénate para oír. Debes disponerte a oír, a hablar, a reír, a llorar, a correr y a estar en quietud. Debes disponerte a consagrar todas las cosas en Mí para que pueda llevarte a través de todas las cosas, porque te fortaleceré. ¿No te prometí en mi Palabra que podías hacer todas las cosas a través de Cristo Jesús que te fortalecía? Yo Soy tu Fortalecedor”, dice el Señor tu Dios. (Eileen Fisher)

Salmo 84 ¡Qué bella es tu morada, oh Señor de los Ejércitos Celestiales! Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar en los atrios del Señor. Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma, gritaré con alegría al Dios viviente. Hasta el gorrión encuentra un hogar y la golondrina construye su nido y cría a sus polluelos cerca de tu altar, ¡oh Señor de los Ejércitos Celestiales, mi Rey y mi Dios! ¡Qué alegría para los que pueden vivir en tu casa cantando siempre tus alabanzas! ¡Qué alegría para los que reciben su fuerza del Señor, los que se proponen caminar hasta Jerusalén! Cuando anden por el Valle del Llanto, se convertirá en un lugar de manantiales refrescantes; las lluvias de otoño lo cubrirán de bendiciones. Ellos se harán cada vez más fuertes, y cada uno se presentará delante de Dios en Jerusalén. Oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob. ¡Oh Dios, mira con favor al rey, nuestro escudo! Muestra bondad a quien has ungido. Un solo día en tus atrios, ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar! Prefiero ser un portero en la casa de mi Dios que vivir la buena vida en la casa de los perversos. Pues el Señor Dios es nuestro sol y nuestro escudo; él nos da gracia y gloria. El Señor no negará ningún bien a quienes hacen lo que es correcto. Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, ¡qué alegría tienen los que confían en ti!

Con amor y oraciones,

Magie de Cano

 

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Magie de Cano

Por Magie de Cano

Pastora y Conferencista Internacional en el Ministerio de la Mujer, autora del devocional profético Las Cartas de Magie y de los libros “Conquista tu Matrimonio”, “Cita con tu Destino”, "De la Verguenza a la Victoria" y "Una Madre de Rodillas".