Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la redención de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor. Lucas 2:25:26
Hace dos mil años, hubo una gran expectativa, mientras algunos fieles buscaban la venida del Mesías. Los profetas de la antigüedad dieron indicios de su venida, pero hubo un silencio profético. Años y años – largos, años secos de silencio.
AFERRANDOSE A LA PROMESA: VIGILA Y ESPERA
Pero, algunos se aferraron a la promesa. Estos fieles con tenacidad creyeron en la promesa. Ellos estaban vigilantes:
- Esperaban a tan anhelado Mesías, un poderoso Rey-Guerrero, que llegaría con poder para liberar a Su Pueblo Escogido de la dura opresión que enfrentaban.
- Esperaban al prometido que liberaría a los cautivos, mientras sanaba a los enfermos.
- Esperaban grandes y fuertes proclamaciones de Su llegada con mucha pompa y circunstancias. Ellos vigilaban y esperaban.
TODOS LOS QUE ESPEREN CON FIDELIDAD ESTARAN SATISFECHOS
Hubo dos personas que estuvieron profundamente satisfechos. En Lucas 2, leemos los notables relatos de estas dos preciosas almas que vieron al Mesías. Cuarenta días después del nacimiento de un niño varón, hubo una ceremonia de purificación para la madre (Vea Levítico 12:2-8). De acuerdo con la Ley de Moisés, se requería el sacrificio de un par de tórtolas o dos palomas jóvenes. José y María obedientes y gozosos, partieron hacia el templo con este precioso Hijo en sus brazos, listos para cumplir con la ley.
Que bullicioso y ocupado estaba el templo. Los cambiadores de dinero y las jaulas llenas de palomas y pichones cubrían los terrenos del templo. Muchas personas corrían de un lado a otro. Hubo fuertes saludos e intensas negociaciones. Era una cacofonía de sonidos y una mezcla abrumadora de olores. En medio de esta ocupada escena encontramos a SIMEON Y ANA.
Lucas dice que SIMEON era justo y devoto, y que el Espíritu Santo le había revelado que no conocería muerte sin antes ver a Cristo. ¡Wow! En un pre-pentecostés, Simeon tuvo un encuentro poderoso con el Espíritu Santo que le dio esta asombrosa promesa. ¿Se manifestaría el Espíritu Santo en un sueño? ¿Escucharía Simeon la voz audible de Dios? Quizás el Espíritu lo traslado al templo a la hora exacta para ver a este Jesús bebé.
Luego está ANA, preciosa Ana. Lucas revela que ella era una anciana profetiza que había enviudado durante varias décadas atrás. Esta piadosa mujer escogió vivir su vida sin salir del templo: Adorando, orando, ayunando, sirviendo noche y día.
Dos personas comunes y fieles, detrás de escena, fueron movidas por el Espíritu Santo, para estar en el LUGAR CORRECTO, en el templo, en el MOMENTO CORRECTO. Ambos tenían el mismo punto de vista, el discernimiento, de que este bebé era el Mesías prometido.
Había muchas personas moviéndose en sus propias agendas en el templo ese día, sin embargo, solo ellos dos encontraron al Mesías. Ellos amaban a Dios, le servían y creían que iban a ver el cumplimiento del deseo de su corazón. Vieron a Jesús, lo tocaron y proclamaron Su Deidad al mundo. ¡EL DESEO DE SU CORAZON FUE CUMPLIDO!
VERAN EL CUMPLIMIENTO DE SUS PROMESAS LARGAMENTE ESPERADAS
Durante esta temporada, habrá algunos como SIMEON Y ANA, que verán el cumplimiento de tan esperadas promesas del Señor. Pídanle al Espíritu Santo que les de sabiduría y discernimiento extra, mientras avanzan a esta temporada. Vigilen y escuchen atentamente los suaves susurros de Dios. Sabrán cuando moverse, girar, y tomar al BEBE DE SU PROMESA.
Esta es una temporada santa. Abracen este tiempo con asombro y maravillas. El cumplimiento de su promesa puede parecer diferente a sus expectativas, pero será absoluta y perfectamente maravilloso. Sigan el ejemplo de SIMEON Y ANA: OREN, AYUNEN, ADOREN Y CONFIEN; verán el deseo de su corazón manifestarse en esta temporada gloriosa y santa en la que se celebra el nacimiento de nuestro Señor y Rey. (Dan y Linda Wilson)
Lucas 2:29-32 Movido por el Espíritu, fue al templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la ley, Simeon lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios: «Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
Las grandes cosas no ocurren sin antes visitar las cámaras de la comunión con Dios, y nada es igual después de visitar ese lugar de sagrado aislamiento. (José Luis Navajo) Te invito a unirte a nuestros 21 días de Ayuno y Oración del 8 al 28 de Enero. Publicaremos la Guía de alimentos permitidos durante el Ayuno, así como el Enfoque de Oración de cada día.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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