Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti. Salmos 32:8
Recientemente, tuve un sueño profético muy poderoso que espero ayude a brindarte claridad y visión profética para esta temporada. En el sueño, simplemente estaba caminando hacia lo que sabía que era un altiplano. Había paredes a ambos lados, pero a medida que avanzaba hacia el borde del altiplano, pude ver un pequeño conjunto de escalones que subían por un lado y se enrollaban alrededor. Subí los escalones y me encontré en otro altiplano idéntico al primero. Nuevamente en un lado había otro conjunto de escalones como los primeros, pero en lugar de subir en espiral, subían y se dirigían hacia un lado en diagonal. Subí esos escalones y llegué a otro altiplano, pero esta vez había un conjunto de escalones justo frente a mí que bajaban. Dudé en el sueño porque nunca me gusta frenar o bajar, siempre estoy avanzando. Sin embargo, sentí una paz completa y supe en el sueño que debía tomar los escalones, incluso aunque fueran descendentes. Estos escalones llevaban a otro altiplano, pero esta vez había dos conjuntos de escalones. El primero iba hacia un lado y descendía ligeramente por lo que podía ver, y el segundo simplemente subía recto. Nuevamente, dudé en el sueño, pero luego el Señor me habló y supe que debía tomar la escalera que iba hacia un lado y abajo en lugar de la que subía recto.
Cuando desperté del sueño, me dirigí directamente a la oración, buscando al Señor para la interpretación. El Señor me habló y dijo: “Nunca sabrás realmente cuál será tu próximo paso. Pero siempre ve en la dirección a la que te he llamado a ir. No en la dirección que crees que deberías tomar”. Cuando el Señor me habló esto, supe exactamente lo que el sueño significaba. Creo que en esta temporada, Dios busca a aquellos que tomarán la dirección en la que Él los ha llamado en lugar de ir en la dirección que creen que deberían tomar. Muchas veces en nuestra caminata con Dios, al igual que las diferentes escaleras que encontré en el sueño, Dios nos guía por un camino inesperado hacia nuestro destino.
Nunca he oído hablar de alguien, ni he leído sobre alguien en las Escrituras, que haya tomado un camino directo desde su promesa hasta el cumplimiento de esa promesa. Cuando vives una vida llena del Espíritu Santo, Él no te dejará ir por el camino equivocado. Por eso es tan importante que nosotros, como creyentes, seamos guiados por el Espíritu en cada área de nuestras vidas. La puerta por la que Dios quiere que entres no siempre es la puerta abierta frente a ti. Debemos ser guiados por Su Espíritu si vamos a alcanzar nuestro destino y caminar en la plenitud de lo que Él tiene para nosotros.
Ser guiados por el Espíritu en todo lo que hacemos puede ser tan simple como prestar atención a ese pequeño impulso del Espíritu Santo para ir a este restaurante en lugar del otro, o tomar este camino en lugar del que solemos tomar. Dios siempre está preparando citas divinas para que nos encontremos y alentemos a aquellos que están en el corazón de Dios. Solo tenemos que estar dispuestos a escuchar sus instrucciones. Cuando estés avanzando en la vida, no siempre busques lo obvio. Sé alguien que siempre está escuchando al Espíritu Santo y buscando su guía. Dios quiere guiarte y te dirigirá si simplemente estás dispuesto a conectarte y permitirle hacerlo. Seguir a Dios es una aventura salvaje y divertida todos los días.
Así que en esta temporada, sigue avanzando. Busca esas señales que te están señalando hacia lo que Dios tiene para ti y permanece dispuesto a tomar la ruta inusual si es allí donde el Espíritu te está guiando. Asegúrate de estar caminando en estrecha comunión con el Señor para que pueda darte su dirección e instrucción específica para tu vida y propósito. Espero que esta palabra te haya animado hoy y sé que Dios va a usar a aquellos en esta temporada que estén dispuestos a seguirlo donde sea que Él los conduzca. ¡Así que prepárense para avanzar de nivel! (Joe Joe Dawson)
Romanos 8: 14-16 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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