Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes. Job 42:2
He descubierto que la transición y la transformación siempre van de la mano. Y la transformación siempre implica dejar ir lugares, roles, relaciones, cosas que alguna vez consideraste amadas. La mayoría probablemente no son malas. Pero no puedes llevarlas contigo. Son incompatibles con el lugar a dónde Dios te está llevando. Puede sentirse como una metamorfosis espiritual. Estás mudando piel vieja. Por lo tanto, mientras atraviesas una temporada de transición significativa, no te sorprendas si te sientes un poco inseguro, incierto y vulnerable.
Quizás no estés completamente seguro de quién eres ahora. No estás seguro de dónde perteneces. Anhelas certeza y dirección clara. Sin embargo, no te desanimes. Y no te rindas. Si Dios está detrás del “deshacer” entonces puedes confiar en Él con el “rehacer”. Él te reconstruirá. Él te volverá a vestir. Él te reajustará. Él te realineará. Sé que ha tomado más tiempo del que esperabas. Pero el estar en medio no es tu morada. Temporal no es tu situación permanente. El desierto no es tu hogar. Lo que tienes delante es mucho mejor que todo lo que has dejado atrás. Oro para que encuentres aliento en la palabra a continuación:
NO TE DETENGAS EN EL MEDIO
A menudo entramos en una temporada de transición con emoción y salimos con un sentido de anticipación. Es en la parte intermedia donde nos perdemos un poco. Queríamos un cambio… Pero queríamos un cambio predecible. El tipo de cambio que elegimos. El tipo que podemos planificar y preparar. El tipo que no cuesta tanto. Cambio sin incomodidad, lucha o sacudidas.
Lo que obtenemos es que Dios quita mucho más de lo que pensamos que haría. Él elimina cosas alrededor de las cuales habíamos construido nuestra identidad. Incluso cosas buenas. Personas salen de nuestras vidas que han sido centrales…dejándonos sentir vulnerables, inseguros, solos, incluso ansiosos por un tiempo. Nuestras vidas se ven interrumpidas. Inestables. Nuestro futuro es borroso. Incierto. El cielo parece quedarse en silencio. Anhelamos algo a lo que aferrarnos. Un sentido de seguridad. Claridad. Dirección. Incluso consideramos volver a lo antiguo. Puede que no sea lo mejor de Dios, pero parece mucho más atractivo que donde estamos ahora mismo…
Entonces el Padre comienza a reconstruir, revelar y reajustar gradualmente. Él comienza a hablar. A menudo de formas nuevas y diferentes a las que estamos acostumbrados. Un día nos damos cuenta: algo ha cambiado. Recuperamos nuestra orientación. La confusión da paso a una visión fresca. Nuestra pasión se reaviva. Nuevas asignaciones nacen. Nuevas alineaciones se forman. La vida comienza a tomar forma y estabilidad. Ingresamos a nuestra nueva normalidad. Hasta que el proceso de transición comienza de nuevo en alguna otra área de nuestra vida… Hoy, si estás en medio… no te detengas. No retrocedas. Recuerda: te fuiste por una razón. Sigue avanzando, incluso si parece que no estás llegando a ningún lado.
Sigue la nube y la columna. Atraviesa la temporada seca, las dudas y el desánimo. Y saldrás al otro lado. El desierto no es tu hogar. No estás destinado/a a vagar en el desierto. Hay más que maná disponible. Avanza hacia tu Tierra Prometida. (Una palabra de Craig Cooney)
Job 23:13-17 NVI Pero él es soberano; ¿quién puede hacerlo desistir? Lo que él quiere hacer, lo hace. Hará conmigo lo que ha determinado; todo lo que tiene pensado lo realizará. Por eso me espanto en su presencia; si pienso en todo esto, me lleno de temor. Dios ha hecho que mi corazón desmaye; me tiene aterrado el Todopoderoso. Con todo, no logran acallarme las tinieblas ni la densa oscuridad que cubre mi rostro.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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