Por lo que a mí toca, siempre pongo mi confianza en el gran amor de Dios; yo, en su presencia, cobro vida como árbol cargado de frutos. Salmos 52.8 TLA
Durante un momento de adoración hace unos días, tuve una visión de una planta que crecía alta en un invernadero abarrotado. Estaba rodeada de otras plantas y enredaderas que la presionaban con fuerza, casi sofocándola y robándole el espacio para prosperar. Aunque había crecido tanto como podía en ese lugar, quedó claro que el entorno ya no era propicio para su florecimiento. La planta parecía tensa, fuera de lugar, e incapaz de crecer en medio del caos a su alrededor.
Entonces vi a un jardinero acercarse, desarraigar cuidadosamente la planta y llevarla a un campo amplio y exuberante. Mientras observaba, escuché estas palabras: “Para prosperar en esta próxima temporada, tendrás que ser replantado”. Sin embargo, la sensación que tuve fue que este replanteo era como completar un círculo. El acto de replantar significa reconectar o renovar con tierra fresca, nutrientes y un entorno propicio para el crecimiento.
Esta visión habla de lo que muchos están experimentando en este momento: Muchos de ustedes han superado su entorno o hábitat actual y se han sentido incómodos e incluso inquietos en donde antes se sentían seguros y establecidos. Muchos han superado la compañía actual, y las personas con las que han caminado ya no se mueven en la misma dirección a la que Dios los está llamando.
Algunos están contentos con mantenerse donde están, pero sienten el llamado a liberarse y dar un paso hacia lo desconocido, confiando en Dios su futuro. Sienten que su espacio actual, ya sea relacional, espiritual o físico, se ha convertido más en un límite que en un lugar de crecimiento. El invernadero, que antes los nutría, ahora se siente como un techo, un lugar que los contiene en lugar de liberarlos.
Las otras plantas representan el peso de la vida que sofoca su alegría infantil, robándoles la inocencia y la creatividad que antes fluían libremente. Gigantes en la tierra con los que no les corresponde constantemente batallar y luchar, y el recordatorio continuo del ambiente competitivo y combativo en el que han tratado de expandirse sin éxito.
Se sienten estancados. Inmóviles. Sus sueños y propósito se sienten asfixiados, como la semilla en la parábola de Jesús que cayó entre espinas, incapaz de florecer en una tierra abarrotada e inflexible. Sienten un anhelo de desacelerar, de dejar atrás la carrera interminable y abrazar un nuevo ritmo de vida donde puedan respirar, escuchar claramente a Dios y redescubrir la alegría de simplemente estar en Su presencia.
Hay una invitación santa para dejar atrás el ruido y el caos, y entrar en un espacio tranquilo donde la creatividad pueda florecer y una superfloración de nuevas ideas, propósito y dirección pueda surgir. Dios los está llevando a una nueva tierra, una nueva temporada donde los nutrientes de Su Palabra y Su presencia los alimentarán profundamente, enriqueciendo su espíritu de maneras que su entorno actual no puede.
Los sistemas religiosos a los que se han acostumbrado, que antes les proporcionaban estructura, ahora se sienten como las mismas cosas que los sofocan y los detienen. Su espíritu anhela libertad, pureza y la santidad de Dios, sin compromisos ni los patrones de sistemas hechos por el hombre. La tensión, la frustración y el anhelo de algo fresco son señales de que Dios los está llamando a salir de lo familiar hacia un nuevo lugar de florecimiento.
Esta próxima temporada no se trata de esforzarse más, sino de desacelerar y encontrar un nuevo ritmo. Dios los está llamando a salir de la cultura de la prisa y del constante empuje por mantenerse al día, para en cambio caminar a Su paso. Esta es una temporada de redescubrir la alegría y la simplicidad, donde pueden dejar la presión de rendirse y enfocarse en estar presentes con Él. Es en la desaceleración donde la creatividad volverá a fluir, como ríos en el desierto, trayendo vida y frescura a cada parte de su ser y a quienes los rodean.
El espacio al que Dios los está guiando está libre de distracciones y dramas que los han desgastado, un lugar donde su corazón puede respirar profundamente y soñar nuevamente. Como la planta en la visión, el invernadero parece un lugar de crecimiento, pero se ha convertido en un techo que limita lo que Dios quiere hacer en sus vidas. Permanecer donde están limitará los sueños que Dios ha colocado en ustedes e impedirá la plenitud de lo que Él desea manifestar.
Esto no es rechazo, sino una separación santa, un reposicionamiento divino para una mayor fructificación y libertad. La santa frustración que sienten es una invitación de Dios a confiar en Él como el Jardinero para replantarlos eficazmente. Y la profunda tristeza y el duelo que sienten ahora es la tensión de lo desconocido con la separación de lo que saben que están dejando atrás. Aunque ser desarraigados pueda sentirse inquietante, es necesario para prepararlos para la nueva tierra, los nuevos nutrientes y el nuevo crecimiento que Él ha planeado.
Jeremías 17:8 habla directamente de esto: “Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto”.
Este es un momento estratégico donde Dios los está preparando para algo que aún no ven. Sí, Dios está haciendo algo nuevo en ustedes y para ustedes para que puedan resistir en el tiempo. El impulso de dejar el invernadero y entrar en lo desconocido no es un deseo aleatorio, es el Espíritu de Dios guiándolos a una nueva temporada de florecimiento. Los sueños que llevan no pueden crecer en su entorno actual. La alegría, la creatividad y el propósito que Él tiene para ustedes requieren tierra fresca y un nuevo espacio.
Si esto resuena con ustedes, confíen en el llamado. No se desanimen por la falta de claridad en sus pasos. Entren en el nuevo ritmo al que Dios los está invitando, y permitan que Él los replante en un lugar donde puedan volver a cobrar vida y regresar al lugar de conexión y alegría con el que comenzaron. El campo está listo. Confíen en el Jardinero. Es tiempo de entrar en lo nuevo. (Una palabra de Nate Johnston)
Salmos 1:3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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