Cristo quiso regalarse a sí mismo una iglesia gloriosa, apartada del mal y perfecta, como un vestido sin una sola arruga ni una sola mancha, ni nada parecido. Efesios 5:27 TLA
Muchas personas en el cuerpo de Cristo en este momento están lidiando con veneno… No es veneno físico, sino veneno del alma. El tipo que se filtra desde viejas heridas, traiciones, decepciones, abuso espiritual y batallas prolongadas. El tipo que no siempre ves, pero lo sientes: en tus relaciones, tu percepción e incluso en tu intimidad con el Señor.
Es el veneno del pasado, y para muchos, está filtrándose en el presente y ni siquiera saben cómo lidiar con ello. Cómo nombrarlo. Cómo sanarlo. Se manifiesta de mil maneras: Como un espíritu crítico, buscando constantemente fallas. Como sabotaje, derribando a otros para sentirse seguros. Como desesperanza, bloqueando la visión y la claridad profética. Como una puerta cerrada al lugar secreto, impidiéndote encontrarte con Dios. Para muchos, incluso está afectando su salud física, su energía, su alegría, porque el veneno no solo vive en tu mente. Vive en tu sistema nervioso, tus hábitos, tu perspectiva y tu espíritu.
LA HECHICERIA QUE NO VISTE VENIR
Esto es algo de lo que la Iglesia raramente habla: la hechicería cristiana. Sí, existe en la Iglesia, en el liderazgo, en círculos proféticos, incluso entre aquellos más cercanos a nosotros. En 2018, Christy y yo estábamos en una temporada de gran impulso. Nuestro ministerio estaba en pleno auge. Veíamos transformaciones increíbles, grandes avances y puertas abiertas por todas partes. Pero detrás de escena, nuestras vidas estaban bajo asedio. Nuestro matrimonio. Nuestros hijos. Nuestras finanzas. Todo estaba siendo atacado y no teníamos idea de por qué. Hasta que una noche, el Señor reveló en un sueño: “Hay dos puertas abiertas – dos personas en tu vida que están hablando en tu contra”.
Me quedé atónito, así que hice un inventario espiritual, pero no pude verlo claramente hasta meses después. Y luego un día, mientras lidiaba silenciosamente con la confusión y la opresión espiritual, una araña cayó de un árbol que nunca antes había visto y me mordió en la cabeza. Me sacudí. Traté la mordedura. Pero días después, el veneno estaba bajo mi piel, literalmente haciendo que mis glándulas se hincharan y me sintiera realmente mal. Los antibióticos no funcionaron. Nada funcionó. Tomó meses sanar, y aun cuando la piel comenzó a recuperarse, el Señor me mostró que el verdadero veneno era más profundo. Tanto en el espíritu como en lo natural, estaba lidiando con veneno.
¿Las dos personas dé las que Dios me advirtió? Uno de ellos era un familiar que estaba oponiéndose activamente a nuestro matrimonio tras bambalinas. Él otro era un amigo del ministerio, alguien en quien confiaba, que sutilmente operaba en control, manipulación y ataduras del alma disfrazados como pacto. Incluso después de enfrentar esas situaciones y cerrar las puertas, los efectos secundarios de su hechicería permanecieron. Estaba lidiando con toxinas del alma que ninguna medicina podía evitar.
Fue necesario un largo viaje de perdón, liberación y permitir que el Espíritu Santo hiciera una cirugía en mi alma. Porque cuando permites que palabras impías, maldiciones y acusaciones entren sin control, no solo rebotan. Se quedan. Y si no se disciernen, se comienzan a infectar.
EL VENENO SE ESTÁ EXTENDIENDO POR EL CUERPO
En este momento, creo que esto es lo que estamos viendo suceder en toda la Iglesia. Las personas que llevan veneno de traiciones pasadas, abuso de liderazgo, disfunción familiar y ofensas no resueltas ahora están proyectando ese veneno sobre otros. No es solo una ofensa, es acusación. No es solo crítica, es una asignación demoníaca para herir y dividir. Se está disfrazando como “discernimiento”, pero en realidad es la voz del acusador hablando a través del dolor no sanado.
Este veneno está propagándose a través de campamentos proféticos y espacios de liderazgo como una epidemia espiritual, dejando a la gente dividida, desconfiada y espiritualmente exhausta. Hemos confundido el veneno con el discernimiento. Hemos elevado las narrativas nacidas del trauma como verdad. Y al hacerlo, nos hemos convertido en portadores tóxicos, propagando veneno espiritual en lugar de sanidad.
DIOS ESTÁ DESINTOXICANDO A LA NOVIA
Pero aquí está la buena noticia: Dios está desintoxicando a Su pueblo. Nos está desintoxicando del veneno espiritual del pasado, la traición, la hechicería, la manipulación, la auto complacencia, el miedo, la vergüenza y el abuso. ¿Por qué? Porque no puedes ver con claridad, ni profetizar con claridad, ni amar libremente cuando tu alma está enferma. Antes de que Dios pueda liberar un movimiento de fuego puro, Él está limpiando los pozos contaminados en Su pueblo. Y creo que esta desintoxicación no es un castigo, es una preparación.
ESTA ES TU INVITACIÓN
Y permíteme ser claro, esto no es una palabra de CONDENACION. Es una palabra de LIBERTAD. Porque no es fácil llevar veneno, especialmente cuando ni siquiera sabes cómo sacarlo. Y esa es la pregunta que he estado escuchando mucho últimamente: “Reconozco que el veneno está ahí… pero ¿cómo lo saco?” Requiere una desintoxicación profunda. Una limpieza de las palabras que te hirieron, de las maldiciones que persistieron y un recordatorio nuevo de quién dice Dios que eres.
Si te has sentido mal… Si has estado luchando con niebla espiritual inexplicable, reactividad emocional, desconfianza o desconexión de la presencia de Dios, este podría ser tu momento para hacer una pausa y preguntarte: “¿He ingerido veneno? ¿Sigo llevando veneno?” Deja que el Espíritu Santo te muestre dónde entró y cómo dejarlo ir. Porque Dios no quiere que cargues con las consecuencias de lo que te mordió en una temporada pasada. Él está sanando tu alma para que puedas avanzar limpio, despejado y comisionado. La desintoxicación ya ha comenzado. Deja que Él termine lo que comenzó.
CÓMO ROMPER LA HECHICERIA Y EXTRAER EL VENENO
- Identifica los puntos de entrada: Pídele al Espíritu Santo que te revele dónde entró el veneno: a través de personas, palabras, heridas o alineamientos impíos.
- Rompe los acuerdos que hiciste y renuncia a ellos: En voz alta, renuncia a cada mentira, atadura del alma y palabras de maldición. Cancela el plan del enemigo en el nombre de Jesús.
- Perdona y Libérate: El perdón completo es necesario para liberar el veneno. Arrepiéntete por cualquier veneno que hayas proyectado.
- Límpiate con la Sangre de Jesús: Invita la sangre de Jesús a limpiar tu alma, tu mente y tu cuerpo. Declara: “Ya no soy portador de veneno”.
- Cierra las Puertas: Elimina las conexiones tóxicas, restablece tu dieta profética y purifica tu atmósfera. Regresa al lugar secreto.
- Profetiza un Reinicio declarando: “Mi voz está limpia. Mi corazón está completo. Mi discernimiento está restaurado”.
Esto no es solo liberación. Esto es una desintoxicación profética. No solo te estás liberando, sino que también recuperando tu autoridad para liberar a otros. Como nos recuerda Santiago 3:8 TLA: “pero no hemos podido controlar nuestra lengua ni evitar decir palabras que dañen. La lengua parece un animal salvaje, que nadie puede dominar y que está lleno de veneno mortal” Pero con la desintoxicación del cielo, ese veneno está siendo expulsado, y tu voz se está purificando para un tiempo como este. (Una palabra de Nate Johnston)
Apocalipsis 22:17 El Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!». El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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