El Señor reanima a los descorazonados, y sana sus heridas. El Señor creó todas la estrellas del cielo, y a cada una le puso nombre. Nuestro Señor es grande y poderoso, y su sabiduría no tiene límite. El Señor exalta a los humildes, y humilla hasta el polvo a los malvados. Salmos 147:3-6
Anoche tuve un sueño impactante. En el sueño, me invitaron a la casa de un amigo. Este amigo representa para mí a alguien que ha pasado por un profundo abuso espiritual, alguien que carga constantemente ese peso hasta el punto de que ahora se refleja externamente. Este amigo tiene un corazón para servir a Dios, está ungido, es profético y marcado por la huella de Dios. Lo que el Señor ha hecho en y a través de él es magnífico. Y sin embargo, el espíritu de la religión siempre ha intentado atarlo, pesarlo, usarlo y abusar de él.
En el sueño, caminaba por lo que ellos decían era su casa. Pero estaba desordenada, llena de fotos, emblemas y objetos de diferentes movimientos, eventos, épocas y temporadas de su vida. Me guiaron en un recorrido, señalando con entusiasmo todas las cosas increíbles que Dios había hecho. Hablaban con alegría, contándome sobre las diferentes asignaciones en las que participaron, las cosas que fueron bendecidos de hacer y lo que sacrificaron por Jesús. Pero debajo de la superficie de la alegría, empecé a sentir algo tembloroso, algo doloroso. Cada recuerdo, aunque reflejaba el servicio a Dios, llevaba capas de abuso espiritual, manipulación emocional, narcisismo y un profundo sentido de ser menospreciado, alienado y aislado.
Podía sentirlo. El dolor era profundo. El trauma nunca había sido sanado. El corazón nunca había sido liberado. De repente, grité: «¡Esto es un museo del dolor cristiano! Ellos me miraron. «¿Qué dijiste?» Lo repetí: «Esto es un museo del dolor cristiano. ¡Y necesita ser limpiado!» Me miraron, impactados. Y luego se quebraron. «Sí… sí, es doloroso.» Les Pregunté: «¿Por qué lo han estado ignorando?» Respondieron: «Porque no queremos deshonrar. Porque no queremos lanzar piedras. No queremos sentir que todo fue en vano.» Les dije: «No fue en vano. Dios los llamó. Pero el hombre intentó arruinarlo. Han estado cargando muchas temporadas de dolor, y el Señor quiere limpiarlo todo.»
Entonces escuché decir: «Es tiempo de que termine el acaparamiento. Es tiempo de que el Señor limpie las temporadas pasadas, las redima y comience un nuevo capítulo en tu vida.» Mi amigo cayó al suelo y lloró: «Jesús, me rindo. Te entrego mi pasado. Instantáneamente, las cosas comenzaron a desaparecer de las paredes. La luz comenzó a abrirse paso. Y luego me desperté.
DEJA IR EL DESORDEN DE TU ALMA
Creo que este sueño está hablando a muchos en este momento. Hay creyentes, especialmente precursores, que han estado cargando traumas, dolor y «dolor cristiano». Están caminando y viviendo dentro de un museo de altares del pasado. Sí, Dios se movió. Sí, esas temporadas fueron sagradas. Pero el dolor no fue tratado. Y ahora, están agotados espiritualmente, mentalmente, emocionalmente, e incluso físicamente debido a todo el desorden del alma que han estado cargando. Dios está tratando de comenzar algo nuevo, pero ellos están atrapados en lo que fue. El Señor los está invitando a soltar, a limpiar la casa y a ser completamente sanados.
Mientras comparto esto, lo siento tan profundamente, esto es especialmente para los precursores de Dios. El enemigo ha intentado acabar con ellos a través del servicio religioso, torciendo lo que era bueno en algo que les robó la vida.
ENTREGAME TU MUSEO DE DOLOR
Si este es tu caso, escucha al Señor diciendo hoy: «Ponlo todo a mis pies. Entrégame tu museo de dolor, y lo convertiré en un santuario para Mi gloria. Mi gloria brillará a través de tu dolor. El sufrimiento que has soportado ahora se convertirá en testimonio de Mi bondad.
Romanos 8:18 Pues no tengo dudas de que las aflicciones del tiempo presente en nada se comparan con la gloria venidera que habrá de revelarse en nosotros.
Profetizo esto sobre ti hoy: Estás pasando del trauma y el dolor al asombro. Los lugares en tu vida y en tu corazón que han soportado angustia y abuso, Dios los está transformando en esta hora. Él te está sanando. Él te está haciendo completo. Y te usará para llevar sanidad y plenitud a otros que han pasado por lo mismo que tú en el nombre de Jesús! (Una palabra de Nate Johnston)
Romanos 8:31-34 ¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros. El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la derecha de Dios e intercede por nosotros.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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