No te pierdas tu temporada de zarza ardiente

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No te pierdas tu temporada de zarza ardiente - Las Cartas de Magie

…Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Éxodo 3:5

Al comenzar esta semana, tengo una palabra para muchos de ustedes: «No te pierdas tu temporada de zarza ardiente. O tal vez debería decir, no descuides tu temporada de zarza ardiente. No la pierdas.» Muchas veces miramos las temporadas en las que las cosas no cuadran o no tienen sentido y las diagnosticamos como temporadas de espera, temporadas en las que simplemente estamos tratando de sobrevivir hasta llegar al próximo destino, la próxima parada. No siempre vemos la riqueza de lo que Dios está depositando en cada temporada. En los últimos días, sigo escuchando esto: «No te pierdas tu temporada de zarza ardiente».

¿Recuerdas la historia de Moisés? Estaba cuidando las ovejas de su suegro en el desierto cuando vio la zarza ardiente. Simplemente estaba haciendo su trabajo, satisfecho en él, cuando de repente hubo un encuentro con Dios. Y Dios lo sacó del desierto, de ese entorno, de esa situación, de la culpa y la vergüenza de su pasado. Dios lo sacó y le dio una misión.

Éxodo 3:1–2 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Éxodo 3:6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.

Él simplemente estaba haciendo su trabajo, cuando de repente tuvo un encuentro con Dios. Y Dios lo sacó del desierto, de ese entorno, de esa situación, de la culpa y la vergüenza de su pasado. Dios lo sacó y le dio una misión.

Éxodo 3:10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.

Y creo que ahora mismo estamos en un momento que, para muchos, se siente como un estancamiento. Parece una pausa después de una larga temporada de pionerismo para el Señor, una que extrañamente nos ha llevado a este lugar de desierto. Como he estado compartiendo desde hace un tiempo, hemos estado en una temporada como la de Oseas 2, donde el Señor ha estado llevando a la Iglesia de vuelta al desierto. Ese desierto ha sido necesario para ti. Has necesitado descanso. Has necesitado refrescarte. Has necesitado alejarte del ajetreo para que Dios pudiera reiniciarte y llevarte de vuelta al encuentro, que es el reinicio definitivo. Eso es lo que realmente te reinicia.

Has asumido tantos mantos y armaduras, la armadura de Saúl, durante años. Ya no sabes qué camino tomar, o cuál es tu misión, a que estás llamado, o a que no estás llamado. No sabes dónde deben estar tus alineamientos. Has estado metido en tantos problemas, con los pies llenos de lodo. Has sido calumniado, difamado. Has atravesado angustias, dificultades, traiciones. Sin embargo, has sentido la compulsión de entrar en cualquier cosa solo para sentir que no estás perdido. Pero no, el desierto ha sido necesario para liberarte.

Esto es lo que necesitas saber: el desierto puede cambiar rápidamente porque el desierto lleva al encuentro, y el encuentro te lanza hacia tu nueva misión. Lo digo sobre ti y profetizo: estás en un momento muy breve en el que el Señor está realizando una obra muy grande. El tiempo no es largo, pero el trabajo es profundo. Permíteme decirlo de nuevo: el tiempo no es largo, pero el trabajo es profundo. Dios está yendo profunda y generacionalmente. Este no es un proceso breve de limpieza. Dios está yendo profundamente en tu vida, y quiere poner tus pies en un nuevo cimiento. Así es, esta temporada en la que estás ahora es una temporada en la que se está colocando una losa completamente nueva en tu vida. Un nuevo cimiento. ¿Qué es el cimiento? Es donde Dios te prepara, te equipa para lo nuevo que Él va a construir en tu vida, alrededor de ti y a través de ti.

El año pasado, fuimos a Australia, y el Señor me dio un sueño: dos torres derrumbándose al suelo. Él dijo: «Estás en el punto cero.» Eso es lo que es esto—un punto cero. Se ha colocado una nueva losa en tu vida. Dios está yendo lento y profundo en este momento. Te está preparando porque muchos de nosotros hemos construido durante años sin un cimiento, sin una estructura sólida o raíces profundas. Así que Dios está arreglando eso para la nueva temporada, y para la Iglesia. Pero a menudo diagnosticamos mal las temporadas de nuevos cimientos como estancamiento, cuando en realidad son todo lo contrario.

Cuando el Señor endereza tu corazón, te alinea con un ritmo y una sinergia que no conocías en la temporada pasada. Agudiza tu discernimiento, tu capacidad de ver y saber qué es verdadero. Te guía hacia las personas correctas, los lugares correctos y los ambientes correctos. Creo que una parte clave de este nuevo cimiento. Dios está guiando a muchos fuera de la soledad y el aislamiento. No solo está poniendo sus pies sobre la roca de la salvación, está rompiendo las mentalidades de huérfano, el ajetreo, la lucha y nos está llevando a una infraestructura como la de Hechos 2: comunidad, familia, personas que sostienen tus brazos para que puedas prosperar.

Este fundamento incluye la restauración de Dios, restaurando los años que devoraron las langostas. Y eso es lo que está haciendo ahora mismo. Ahora, la parte más sustancial de esta palabra: Ese momento con Moisés en la zarza ardiente fue más significativo de lo que a menudo nos damos cuenta. Fue como Eliseo siendo revestido por Elías, un cambio repentino hacia su verdadero llamado. En ese momento, Dios le dijo a Moisés: «Ve. Libera a Mi pueblo». Y Moisés respondió: «Pero Dios, no sé hablar». Dios respondió: «Cuando vayas, te daré las palabras. Te daré señales. Te daré el poder».

Éxodo 4:10–12 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

Él no solo envió a Moisés en una misión imposible. Lo respaldó con el poder del cielo. Y siento la palabra del Señor ahora para muchos que han estado en esta temporada de espera: Has sido formado y diseñado para ser una voz para el Señor en esta próxima temporada. Para liberar a la Iglesia. Para liberar a los cautivos. Dios está levantando voces inusuales, no convencionales, no entrenadas, que llevan Su corazón. Y profetizo, en el poderoso nombre de Jesús: esta es tu temporada de la zarza ardiente. Estás saliendo del desierto y entrando en la voz audaz que Dios te ha llamado a ser.

Permíteme ir un paso más allá: Esta semana, observa. Busca las señales de progreso en tu vida. Busca los momentos. Los encuentros. Porque allí es donde Dios te está esperando. Estás buscando un cambio externo, que se abran puertas. Pero estás pasando por alto la puerta que ya está abierta de par en par: la puerta del encuentro. La puerta al lugar secreto. La puerta que conduce a la tienda de reunión. Eso es a lo que te estoy llamando. Eso es a lo que Dios te está comisionando: una temporada de intimidad y encuentro. Así que permíteme profetizar sobre ti: esta semana, tu desierto cambiará. Cambiará de espera a encuentro, de vagar sin rumbo a caminar con claridad. Se disipará la niebla. Se romperá el silencio.

El cielo está hablando. Los sueños se cumplirán ahora. La revelación inundará tu espíritu como un río caudaloso. Que venga la sanidad completa del desierto, para que el descanso, la restauración y la comisión puedan seguir. Señor, levanta Tus voces salvajes. Aquellas no entrenadas por hombres, pero marcadas por el fuego. Aquellas que te han conocido en lo secreto. Que se levanten ahora, arraigadas, listas y rugiendo en el nombre de Jesús. Amén. (Una palabra de Nate Johnston)

Con amor y oraciones,

Magie de Cano





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Magie de Cano

Por Magie de Cano

Es pastora y ha sido llamada por Dios como una intercesora profética. Es autora de varios libros y creadora de "Las Cartas de Magie" un devocional profético que diariamente llega a miles de lectores en el mundo.