Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti. Salmos 32:8
En estos días dedicados al ayuno y la oración, mientras buscamos revelación y dirección del Señor para avanzar, esta palabra de Nate Johnston nos ofrece una profunda sabiduría. Dios está presente en cada detalle de nuestra vida: no hay nada que escape a Su mirada, ni situación alguna que Él no pueda transformar. Continuar Leyendo »
Cualquiera que en el país invoque una bendición, lo hará por el Dios de la verdad; y cualquiera que jure en esta tierra, lo hará por el Dios de la verdad. Las angustias del pasado quedarán en el olvido, ocultas ante mis ojos. Isaías 65:16
La palabra «invocar» implica dos cosas: Hacer una petición ferviente o solicitar algo y poner en efecto u operación, implementar. Es también la palabra hebrea “qará” que significa llamar, clamar, recitar, leer, gritar, proclamar. Continuar Leyendo »
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Salmos 46:1
Al comenzar este año, muchos de nosotros nos encontramos enfrentando momentos en los que todo parece girar fuera de control, nuestras emociones se disparan y nos llenamos de temor y ansiedad. En medio de esa agitación, la quietud parece algo inalcanzable. Sin embargo, el Señor me ha llevado una y otra vez a reflexionar sobre el Salmo 46:10: “¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios!” Continuar Leyendo »
Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu rostro, Señor, buscaré. No escondas tu rostro de mí; no rechaces con ira a tu siervo; tú has sido mi ayuda. No me abandones ni me desampares, oh Dios de mi salvación. Salmos 27:8-9
Durante los primeros días de diciembre del año pasado, estaba enseñando en una reunión en el norte de California cuando el Espíritu Santo me habló. Lo que me dijo requirió investigación, para entender realmente lo que me quería decir. Continuar Leyendo »
Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. 1 Corintios 16:13
Durante más de quince años he convocado cada mes de enero a 21 días de oración y ayuno entendiendo que estas no son prácticas religiosas vacías, sino tiempos sagrados para acercarnos a Dios y comprometernos profundamente con Su voluntad. Debemos buscar con fervor al Dador de las promesas. No basta con alabar a Dios, quedarnos de brazos cruzados y decir: «Dios, que se haga tu voluntad tal como lo has dicho». Continuar Leyendo »
