Me has dado a conocer los caminos de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia. Hechos 2:28
El próximo año será un año de Hechos 2 porque volveremos a la simplicidad. Dejaremos atrás el ajetreo de las instituciones y los imperios para regresar a lo esencial. Escogeremos lo humilde sobre lo orgulloso y altivo. Escogeremos lo privado sobre el escenario público. Escogeremos la conexión sobre la mentalidad de clubes o comunidades superficiales. Escogeremos la comunión sobre los programas. Escogeremos la verdadera adoración sobre el rendimiento. Escogeremos a los sin nombre y sin rostro sobre el cristianismo de celebridades. Y escogeremos lo puro sobre lo enredado y contaminado.
Este será un año de Hechos 2 porque Dios está reconstruyendo nuestra definición de iglesia, y nos está reconstruyendo en el proceso. Estamos regresando a los verdaderos fundamentos de la iglesia nuevamente. Estamos volviendo a la simplicidad y el poder de los cinco ministerios, donde las personas son edificadas para convertirse en quienes Dios las ha llamado a ser. Veremos el colapso de las jerarquías y sistemas humanos.
Regresaremos al fundamento simple de personas que se reúnen, no alrededor de un hombre, sino alrededor de Jesús y la obra consumada de la cruz. Volveremos a las señales, maravillas y milagros nuevamente. Volveremos a las salvaciones diarias y a la búsqueda de almas en lugar de predicarle al coro. Volveremos a los bautismos y a vidas transformadas, rescatadas de la oscuridad y la adicción. Volveremos a ser la iglesia hospital nuevamente, en lugar de un museo o un palacio.
Regresaremos a lo que parece pequeño e insignificante, pero que lleva un peso inmenso en el espíritu. Volveremos a experimentar Su rostro y Su gloria nuevamente, en lugar de simplemente asistir a un servicio para escuchar una frase cliché para llevar a casa. Dejaremos atrás las emociones superficiales de la religión humana y las cambiaremos por verdaderos encuentros y visitaciones con Dios. Así que, este próximo año, observa cómo Dios te guía en una nueva dirección.
Observa cómo tus apetitos comienzan a cambiar. Observa cómo el Señor te guía lejos de sistemas y lugares que lucen bien por fuera, pero que te han llevado a esclavitud. Para muchos, esto significará romper con lo que han sido parte durante años. Podría significar reubicación. Cambios. Migración. Podría significar dejar atrás compromisos, coberturas falsas y una rendición de cuentas superficial en comunidades que se parecen, pero están lejos de la iglesia de Hechos 2 que Dios ha destinado para ti. Significará salir de la soledad para encontrar a las personas que Dios tiene para ti.
Significará dejar atrás las obras muertas y el desempeño, para descubrir el fuego de Su Espíritu y un bautismo fresco que transforme tu vida por completo. Y significará cerrar la puerta del Acto 1 para que nosotros, como iglesia, podamos entrar en Hechos 2, una temporada de poder y bautismo en el Espíritu Santo que nos capacita para caminar en la plenitud de todo lo que Jesús nos hizo disponibles en la cruz.
Será un año de apartarse de la carne y del intento humano de construir Babel, para entrar en un año de construir lo que parece simple, pero produce fruto eterno. Transformará tu familia, matrimonio y cada área de tu vida mientras te realineas con el propósito de Dios y Su diseño original para la iglesia.
Observen, amigos, cómo dejamos atrás décadas, incluso siglos, de disfunción, y cómo el Señor comienza a edificar Su casa. Por eso has sentido el descontento en los últimos años que ha crecido dentro de ti. Es el deseo de regresar al plan original. Es el anhelo de una verdadera conexión con Dios y con Su pueblo. Es construir algo puro y no hecho por manos humanas.
Si esto te describe, ora conmigo esta oración peligrosa: “Señor, haz Hechos 2 en mi vida a partir de 2025 en adelante, en el nombre de Jesús. ¡Y guíame hacia mi comunidad de Hechos 2!” (Una palabra profética de Nate Johnston)
Hechos 2:42-47 NVI Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles. Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse unánimes en el Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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