Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion. Salmos 84:5-7
Habrá momentos o temporadas en los que tendrás que atravesar el valle de lágrimas. Tu avance está al otro lado del llanto, pero tienes que atravesarlo. Si no estás dispuesto a atravesarlo, no poseerás lo que te espera al otro lado. Pregúntale al Señor qué te espera al otro lado. A veces, en medio de nuestra lucha y llanto, olvidamos lo que Dios nos ha prometido, y necesitamos recordarlo. Cada paso que das en tu valle de lágrimas profetiza transformación y abundancia. Tu promesa te espera al otro lado de tu llanto. Sigue adelante, anímate hoy con esta palabra profética de los esposos Aquino.
El Señor dice:
“Este es un tiempo en el que haré brotar aguas en lugares secos, dice el Señor. Allí donde ha habido escasez, traeré abundancia; donde has visto desierto, abriré manantiales. No temas si las circunstancias parecen adversas, porque Yo soy el Dios que transforma la secuencia en fertilidad y que hace surgir ríos en tierra árida.”
«Así como hice con mi pueblo en el desierto, proveeré lo que necesitas de manera sobrenatural. No dependerás de lo que ves ni de los recursos humanos, porque Yo abriré caminos donde no los hay. Te sorprenderás cuando veas provisión inesperada, respuestas que parecían imposibles y puertas que nunca imaginaste que se abrirían. Lo que antes era un lugar de prueba, se convertirá en un lugar de testimonio y bendición.»
“Convertiré el desierto en estanques de agua, y la tierra seca en manantiales” (Isaías 41:18, NVI). Así como hice florecer a Israel en la tierra árida, así haré contigo. Lo que parecía un terreno estéril será el lugar donde verás mi gloria manifestarse con poder. La secuencia en tu vida dará paso a un tiempo de frescura, renovación y gozo.»
«Este es el tiempo en que transformaré tus dificultades en oportunidades, tu escasez en provisión y tus lágrimas en alegría. No te desesperes en el desierto, porque ahí mismo haré brotar fuentes de vida. Prepárate, porque en medio del desierto verás estanques de mi bendición, dice el Señor.» (Una palabra dé Luis y Mercedes Aquino – Ministerios Elías)
Salmos 107:35-38 Convirtió el desierto en estanques de agua, la tierra seca en manantiales; hizo establecer allí a los hambrientos, y ellos fundaron una ciudad habitable. Sembraron campos, plantaron viñedos, obtuvieron abundantes cosechas. Dios los bendijo y se hicieron muy numerosos y no dejó que menguaran sus rebaños.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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