Querida amiga,
Imagina que cada día es como un viaje al pozo. Te levantas temprano, preparas el desayuno, arreglas a los niños, atiendes la casa, el trabajo, y un sinfín de responsabilidades. Con cada tarea, llevas un cántaro invisible, y al final del día, aunque cumpliste con todo, esa sensación de vacío sigue presente. Es como si después de tanto esfuerzo, la sed del alma aún no estuviera saciada.
Tal vez, al igual que muchas, has pensado que esa sed se llenará con un poco más de tiempo, con un nuevo logro, o con un cambio de circunstancias. Continuar Leyendo »