Oye, oh Señor, una causa justa; atiende a mi clamor; presta oído a mi oración, que no es de labios engañosos. Que mi vindicación venga de tu presencia; que tus ojos vean con rectitud. Salmos 17:1-2
La presencia del Espíritu Santo vino sobre mi, la semana pasada, todo el día con un pensamiento repetido y fuerte. Me daba revelaciones sobre la justificación del Señor. Ser justificado es ser declarado libre de culpa o de sospecha y que nos den la razón. Continuar Leyendo »