No recuerdo el momento exacto en que dejé de ser yo.
Solo sé que, en algún punto del camino, me convertí en lo que otros decían de mí.
Me llamaban por mi historia. Por mi error. Por mis decisiones.
Me miraban con desprecio, me evitaban con temor, hablaban de mí como si yo no estuviera ahí.
Y aún si me atrevía a levantar la voz, nadie escuchaba el clamor escondido tras mis gritos.
Vivía entre sombras, cargando cadenas que no se veían, pero que me pesaban como si fueran de hierro. Continuar Leyendo »