Entonces me dijo: No temas, Daniel, porque desde el primer día en que te propusiste en tu corazón entender y humillarte delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y a causa de tus palabras he venido. Daniel 10:12
…Y a causa de tus palabras he venido. ¿Qué clase de oración estuvo haciendo Daniel para provocar tal visitación? Las Escrituras nos dicen que él estuvo tres semanas en quebrantamiento total: “En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas.” (Daniel 10:2-3). Daniel había pasado veintiún días humillándose, de rodillas, castigando su carne, disponiendo su corazón para recibir entendimiento divino. Él tenía expectativa de la respuesta de Dios, no tenía prisa al orar, no estuvo constantemente viendo su reloj elevando oraciones rápidas y llenas de incredulidad. Él estaba haciendo una declaración de guerra: “Señor, no dejaré tu presencia hasta que discierna lo que estás haciendo. No me importa el precio que tenga que pagar.”
Durante diecisiete días hemos estado regando nuestra tierra con oración y lágrimas. Esta es una semana para intensificar las oraciones, no se den recreos espirituales. Tan solo unos minutos ante Dios puede transformar nuestra vida, cambiar nuestra mente y darnos dirección y propósito. Este es un tiempo de visitación. Veremos la bondad y la gloria del Señor como nunca antes. Despertaremos por su amor y su fuego de maneras diferentes. Nuestros deseos y sueños están recibiendo su aliento, pero es allí donde comienza el Señor.
Hay momentos en nuestra vida cuando clamamos a Dios porque nuestros corazones están llenos de dolor con preguntas que no tienen respuestas. Jesús se compadece de nosotros en todas las situaciones. ¡Él es la Luz al final del túnel y la Luz en el medio! El trae paz a nuestras almas atribuladas. Debemos descansar en Su soberanía y en Su habilidad para encontrarnos en el lugar del dolor para ayudarnos en la transición hacia la sanidad y la plenitud.
El Señor dice: Hijo mío te estoy esperando con los brazos abiertos para levantarte, consolarte, fortalecerte, solo busca un tiempo en tu agenda para estar Conmigo a solas en tu lugar secreto. Escudriña Mi Palabra porque ella te guiará y te dará sabiduría en todos tus asuntos. Ven al lugar secreto, y tráeme tus peticiones, dice el Señor. Es muy fácil únicamente repetir oraciones sin comprometerlas con tu fe y tu voluntad, pero Yo te estoy ordenando que ores en espíritu y verdad, que es cuando tus oraciones crean la realidad. Ven y ten comunión Conmigo desde lo profundo de tu alma, no religiosa sino genuinamente con un corazón de fe y una voluntad rendida. Entonces mira y observa la manifestación externa de tus deseos internos, dice el Señor. ¡Tú serás cambiado para siempre!
DIA 17 Lee Mateo 26:36-45; Daniel 10:10-21 y 1 Timoteo 2:1-8 – C.S. Lewis dijo: “Para la mayoría de nosotros la oración del Getsemaní es el único modelo. Mover montañas puede esperar”. Los discípulos no pudieron mantenerse despiertos con Jesús y Él les dijo: “¿Ni siquiera pudieron estar conmigo una hora?”. El llamado a estar junto al Maestro por una hora sigue vigente para ti. Mientras transitamos en este año de nuevos comienzos, los principios de la oración de Getsemaní nos ayudarán a a orar y desatar el poder y las estrategias de Dios. La intercesión de Jesús en Getsemaní fue extremadamente dolorosa en niveles que apenas alcanzaríamos a comprender. Sufrió a nivel físico, espiritual, mental y emocional mientras oraba. Aunque nuestras oraciones e intercesión no se pueden comparar con lo que Jesús vivió en Getsemaní, comprendemos que hay momentos en los que Dios nos imparte gracia para orar y perseverar. Así podremos ir más allá de nuestra incomodidad, para que sus propósitos y planes se puedan soltar desde el Cielo a la tierra por aplicar la fe. Pídele a Dios que te lleve hacia al Trono de Su gracia y te revele las cosas por las cuales debes orar en esta temporada de cambios.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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