Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre. Apocalipsis 3:8
Mientras oraba, el Señor me mostró la visión de una puerta. No había nada extravagante en la puerta. De hecho, parecía normal o incluso podría decir sencillo. No podía entender lo que el Señor estaba tratando de decirme. Entonces lo escuché decir: «¡Es tiempo de cruzar el umbral!» Continuar Leyendo »