Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. Salmos 147:3
Veo al Señor sanando lugares profundos del alma. Heridas ocultas olvidadas desde hace mucho tiempo y dolores no resueltos que han sido descuidados. Hay muchos que tienen dolor emocional que se ha fermentado en lo más profundo de su corazón. Sufrimiento y pena que necesitan ser liberados para poder recibir el vino nuevo que está por venir. Ahora es el tiempo, pues hay una gracia sanadora disponible para aquellos que se someten a este profundo trabajo interior del Espíritu. El Señor dice que ES TIEMPO DE SANAR TU CORAZON.
Cuando el Espíritu Santo me guio en un tiempo de oración sobre esto, Él me reveló una fortaleza inesperada. Un bloqueo emocional que ha tomado sin saberlo las almas de algunos que han experimentado grandes traumas. Es un espíritu de TRAICIÓN, y ha atravesado algunos corazones para aniquilar toda su fe y esperanza en la bondad de Dios. Esto va más allá de la esperanza diferida o la decepción por promesas no cumplidas. No se trata ni siquiera de sentirse abandonado o enojado con el enemigo. Es el sentimiento de que Dios no los respaldó. Dios mismo los defraudó. Traicionó su confianza. Lo que pensaban que Él prometió, nunca sucedió. Lo que les hizo creer, nunca sucedió. Y para algunos, la protección que pensaban tener fue insuficiente para protegerlos del ataque. Fueron heridos. Profundamente. Y por más que han intentado razonar y entender, sus emociones han seguido hibernando con la pregunta sin respuesta: «¡DIOS! ¿DÓNDE ESTABAS TU?»
Esta consideración parece casi sacrílega. Sabemos que Dios nunca podría traicionarnos. Su naturaleza y carácter son AMOR ABSOLUTO y absolutamente PERFECTO. Él no puede hacer daño y no puede infligir dolor a aquellos a quienes ama. Está en todas partes en todo momento y nunca da la espalda a los suyos. Sin embargo, para aquellos cuyos corazones han sido tan atravesados por esta flecha mortal, el retroceso emocional es real y el costo emocional ha sido profundo. La autoprotección ha construido muros invisibles y endureció sus corazones hacia cualquier esperanza de algo diferente, se han vuelto escépticos respecto a las promesas de Dios, pues han sido heridos, el dolor es real. Sin embargo, no es Él.
Esta batalla les afecta más de lo que se dan cuenta. Su adversario espiritual busca convencerlos de que Dios no puede ser confiable. Ha habido una batalla colectiva sobre su fe y si el diablo no puede ofender sus mentes, atravesará sus corazones. Ya sea que sean personas o circunstancias las que los lastimen, él en última instancia dirigirá la culpa a Dios, aquel que debería haberlos protegido. Mientras continuaba orando y buscando al Señor por respuestas, Él me proveyó una verdad más grande para desactivar este anzuelo de traición. Él me reveló la fuente de este dolor y la causa de esta turbulencia, pues Él quiere liberar sus corazones. Para todos aquellos afligidos, hay una mayor revelación que Él habló para el dolor en sus almas:
“No soy Yo quien los ha traicionado. No es Mi amor el que falta ni Mi protección la que está ausente. Tampoco es Mi voluntad retener Mi bondad o provisión para ustedes. Más bien, es su propio concepto de Mí el que los ha traicionado. Piensan que saben quién Soy y qué hago. Y sin embargo, no me conocen completamente. Han presumido mucho sobre Mí. Han presumido saber cómo debería trabajar y moverme basado en su entendimiento actual de quién Soy. Y sin embargo, están limitados. Han sido sus propias presunciones sobre Mí las que los han traicionado. Nunca los llevaría a un callejón sin salida, ni les daría falsas esperanzas. Mis promesas para ustedes siempre serán Sí y Amén”.
“Job libró la misma batalla (Job 38:1-2). Teniendo que enfrentar gran pérdida y dolor, él también se preguntaba si Yo lo había traicionado. También cuestionó Mis caminos mientras defendía su inocencia. Pero así como le respondí a él, también les responderé a ustedes. Todavía no conocen quién Soy verdaderamente. Aún no comprenden completamente la amplitud de Mis planes para su bien o Mi deseo apasionado por su bienestar. Aún no están plenamente conscientes de todo lo que está ocurriendo en ustedes y a su alrededor. Aún no ven cómo Mi mano y Mi corazón han estado defendiendo su carrera y luchando por la alegría de su corazón”.
“No permitan que el enemigo les robe su confianza en Mí. No permitan que este espíritu de traición amargue su alma y derrote su espíritu. No permitan que el agujero en su corazón hable más fuerte que Mi voz. Siempre he estado aquí y nunca traicionaré su confianza. Nunca los dejaré en manos de sus enemigos ni los abandonaré a la autodestrucción. Ustedes son más fuertes de lo que creen y Yo les he dado todo lo que necesitan para ser libres y completos”.
“Liberen cualquier pensamiento de traición y rehúsen escuchar distorsiones de la verdad. Suelten su decepción y permítanme darles nuevos ojos y nuevos oídos con los cuales percibir la extensión de Mis planes para su bien. Nunca los defraudaré. Nunca me contendré ni retendré Mi amor perfecto por ustedes. Mis caminos no son sus caminos y sus pensamientos aún están limitados en comprensión. Entréguenme su corazón quebrantado para que pueda sanarlo. Abran su alma a Mi presencia y permítanme inundarla con una mayor revelación de Quién Soy verdaderamente”.
Para aquellos que atestiguan esta palabra, sabrán que este es el tiempo, pues sus emociones están justo en su puerta. El Espíritu Santo las ha traído ante ustedes para que encuentren libertad y plenitud. Sometan todo a Su dirección y liberen aquello que ha estado esperando resolución. La decepción dará paso a la esperanza, y la traición dará paso a una confianza renovada. Él transformará todo su dolor en trofeos de gracia. Aquello que fue diseñado para derribarlos será utilizado para levantarlos. Porque el Señor declara: «La traición ha intentado tomarte, pero he venido para restaurarte.» (Una palabra de Wanda Alger)
Job 42:1-5 Job respondió entonces al Señor. Le dijo: «Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes. “¿Quién es este —has preguntado—, que sin conocimiento oscurece mi consejo?”. Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas. Dijiste: “Ahora escúchame, yo voy a hablar; yo te cuestionaré y tú me responderás” De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos.
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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