Después llega el rugido del trueno, la tremenda voz de su majestad; él no la retiene cuando habla. La voz de Dios es gloriosa en el trueno. Ni siquiera podemos imaginar la grandeza de su poder. Job 37:4-5
Hace varios años, después de un período muy difícil en mi vida, estaba constantemente orando: «Dios, quiero escuchar tu voz.» Un día, tan pronto como dije esto, claramente escuché a Dios responderme: «Craig, quiero escuchar tu voz de nuevo.» Continuar Leyendo »