¿Alguna vez has tenido visitas inesperadas en casa?
Ese momento en el que alguien toca la puerta sin previo aviso y entras en pánico porque la sala está desordenada, hay platos en el fregadero y ropa tirada en el sillón.
Tu primer impulso es no abrir la puerta. Piensas en todo lo que no alcanzaste a limpiar, en el polvo acumulado, en la pila de ropa sin doblar. Te da vergüenza que alguien vea el desorden. Continuar Leyendo »