No sé en qué momento empezaste a sentir que debías tenerlo todo bajo control.
Quizá fue después de esa pérdida que nadie vio.
O cuando decidiste seguir sonriendo… aunque por dentro estabas en ruinas.
Tal vez fue cuando te diste cuenta de que el mundo no se detiene a consolar a quien se siente rota.
Así que seguiste.
Con agendas llenas y el corazón vacío.
Con oraciones breves y cargas largas.
Con fe, sí… pero mezclada con miedo. Continuar Leyendo »