Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. Tomó alimentos y cobró fuerzas. Hechos 9:18-19
Día 10 Enfoque de Oración – 21 días
Una de nuestras más grandes necesidades en este tiempo es tener nuestros ojos abiertos a la realidad espiritual. El enemigo ha nublado tanto nuestra visión que necesitamos que Dios irrumpa con Su luz para abrir nuestros ojos, para que podamos ver lo acontecimientos sobrenaturales que se desarrollan detrás de las escenas naturales. Antes de que El Señor abra los cielos, primero debe de abrir nuestros ojos espirituales, como lo hizo antes con Agar en el desierto, quien estaba clamando a Dios, pero por tener cerrados los ojos no podía ver el pozo de bendición que estaba frente a ella (Génesis 21:17-19) de la misma manera que lo hizo con Giezi, el criado de Eliseo cuando vio al ejército de los Sirios por lo cual tuvo mucho miedo, el profeta oró para que sus ojos espirituales fueran abiertos y pudo contemplar la multitud de gente de a caballo y carros de fuego que estaban protegiendo a Eliseo (2 Reyes 6:14-17). Saulo tenía que estar ciego para poder ver, porque viendo no veía, tuvo que estar en la más grande oscuridad para al final ver la más grande luz, la cual se apoderó de él cuando volvió a abrir los ojos. Cuando Ananías quitó las manos de los ojos de Saulo y cayeron las escamas, Saulo no fue el mismo, no veía como antes, no pensaba como antes, jamás volvería a ser Saulo el perseguidor, ahora sería Pablo el Apóstol del Señor. (Hechos 9
Abraham fue un profeta y un gran ejemplo de alguien cuya visión del corazón era más poderosa que la de sus ojos naturales. Él miró hacia el futuro y vivió por la visión que Dios le dio como si fuese una realidad presente. Por esa razón Jesús dijo: “Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró”. (Juan 8:56). Abraham, por haber visto el día del Señor y la resurrección no vaciló en obedecer el mandato de sacrificar a su hijo Isaac. Él sabía que su hijo resucitaría, si fuese necesario. Esto fue confirmado en el libro de Hebreos: “Él consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir.” (Hebreos 11:19). Abraham no estaba viviendo para un reino temporal, sino para reino eterno.
LECTURAS BIBLICAS PARA HOY: Hechos 9; Lucas 11:33-36; Efesios 1:15-23; Jeremías 29:11-14 – Podemos permitir que la luz o las tinieblas entren en nuestra alma a través de nuestros ojos. Para tener visión espiritual necesitamos entregarle a Dios nuestros ojos, para que sean usados para Sus santos propósitos. Necesitamos estar con los ojos de nuestro corazón abiertos, no los ojos de nuestra mente. Sólo conoceremos Su plan para nuestro futuro a medida que miremos a través de los ojos del Señor. No hay nada de malo en pedirle a Dios que abra nuestros ojos cuando sentimos que no estamos viendo lo que Él realmente quiere que veamos. Así que clamemos a Dios, busquémoslo con todo nuestro corazón y pidámosle que inunde nuestro corazón con Su luz, Pidámosle que quite las escamas de nuestros ojos que nos impiden ver Sus planes, porque son planes para lo bueno y no para lo malo, para darnos un futuro y una esperanza.
DIOS DICE: Abre tus ojos para ver lo que Yo quiero que veas. Abre tus oídos para escuchar Mi voz. Yo estoy hablando. Silencia las voces que te rodean. No prestes atención a las circunstancias difíciles que gritan y compiten por tu atención. Solo te distraen de Mi voz suave y apacible. ¡Calla! Deja tus propias opiniones y deja de depender de las opiniones de los demás. YO SOY EL CAMINO. YO SOY LA VERDAD. YO SOY LA VIDA. ¡YO SOY EL SEÑOR! ¡ESCUCHA! ¡ESCUCHA! ¡ESCUCHA! Calla. ¡Quédate quieto y conoce que YO SOY DIOS contigo y en medio de ti. Sí, YO SOY EL ÚNICO DIOS. Pon tu atención en Mí, y solo en Mí. Irás en la dirección que te lleve tu atención. Déjame ordenar tus pasos en paz y tranquilidad, calma y poder. Yo trabajo y nadie puede detenerme. Mis pensamientos se convierten en Mis decretos y Mis decretos se harán realidad. Nada puede resistirme y no hay poder que pueda conquistarme o disuadirme de trabajar en tu nombre como Mi hijo amado, dice el Señor. (June Sheltrown)
Con amor y oraciones,
Magie de Cano
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