A veces no es el enemigo.
A veces es Dios.
A veces no es un ataque.
Es una invitación disfrazada de incomodidad.
Porque cuando ya no encajas en lo que antes te bastaba…
cuando nada de lo que antes te llenaba ahora tiene sentido…
cuando te encuentras llorando y ni tú sabes por qué…
Tal vez no estás fallando.
Tal vez estás siendo inquietada.
He aprendido que muchas veces Dios no llega con respuestas.
Llega con una sacudida. Continuar Leyendo »