Hay momentos en la vida de una madre que no se planean.
Momentos que no nos avisan.
Que no nos permiten sentarnos a orar, a razonar o a pedir consejo.
Momentos que solo nos permiten reaccionar.
Quizá fue un automóvil que venía demasiado rápido.
Quizá fue una persona que se acercó de forma amenazante.
O un desconocido que cruzó una línea.
O simplemente una situación donde sabías, sin margen de error, que tenías que ponerte enfrente. Continuar Leyendo »