El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele. 1 Pedro 1:7
Recientemente, en oración, vi al Señor caminando por un sendero en una ciudad abandonada. A cada lado de este camino había fragmentos de vidrio esparcidos por todo el suelo. La ciudad parecía abandonada, pero el Señor tenía una expresión de esperanza en su rostro. Continuar Leyendo »