Pórtense como hijos obedientes, y no sigan los dictados de sus anteriores malos deseos, de cuando vivían en la ignorancia. Al contrario, vivan una vida completamente santa, porque santo es aquel que los ha llamado. Escrito está: «Sean santos, porque yo soy santo.» Si ustedes llaman «Padre» a aquel que al juzgar se fija en lo que se ha hecho, y no en quién lo hizo, vivan el resto de sus vidas en el temor de Dios. Continuar Leyendo »

El Cordero se acercó al que estaba sentado en el trono, y de su mano derecha tomó el libro. Tan pronto como lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron ante el Cordero. Todos llevaban arpas, y también copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos, 9 y entonaban un cántico nuevo, que decía:«Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste inmolado. Continuar Leyendo »

Hay momentos en los cuales avanzamos bien, pero hay momentos en que perdemos la fe y la valentía y nos preguntamos si alguna vez llegaremos a puerto seguro. Estamos en un momento en que el Espíritu de Dios se está moviendo, dando vueltas y cubriéndonos para dar a luz lo que El esta haciendo nacer en nosotros. El Reino de Dios no consiste en palabras sino en poder. El Señor está viviendo con poder a todos aquellos que están posicionándose para recibirlo, no por lo que han hecho o lo que han construido, sino porque le han dado un lugar de descanso para que El haga su morada en ellos. Continuar Leyendo »

Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres. I Samuel 22:1-2

Yo he terminado con el refinamiento de Mis hijos, quienes me respondieron en la hora de la prueba que traje sobre cada uno de ellos. Continuar Leyendo »

Yo soy el Dios de la restauración y nada es imposible para Mi. Suelten las vestiduras de muerte y vuelvan a la vida, porque su tiempo de resurrección ha llegado.

Entonces el Señor me dijo: «El pueblo de Israel es como estos huesos. Andan diciendo: “Nuestros huesos están secos; no tenemos ninguna esperanza, estamos perdidos.” Pues bien, háblales en mi nombre, y diles: “Esto dice el Señor: Pueblo mío, voy a abrir las tumbas de ustedes; voy a sacarlos de ellas y a hacerlos volver a la tierra de Israel. Continuar Leyendo »