No Estoy Incompleta, Estoy en Camino a Mi Destino

¿Alguna vez has sentido que tu valor se mide en función de lo que aún no ha pasado en tu vida?

“¿Y para cuándo el novio?”
“¿Y no te vas a casar?”
“¿Y los hijos, no piensas tener?”
“Ya se te va a pasar el tren…”

Son preguntas que llegan envueltas en sonrisas, como si fueran inofensivas.
Pero muchas veces, por dentro, se sienten como piedras que caen sobre un corazón que ya carga suficiente.

A veces vienen de una tía en una reunión familiar. Continuar Leyendo »

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Dios no busca mujeres fuertes, sino mujeres dispuestas

No sé en qué momento empezaste a sentir que debías tenerlo todo bajo control.
Quizá fue después de esa pérdida que nadie vio.
O cuando decidiste seguir sonriendo… aunque por dentro estabas en ruinas.
Tal vez fue cuando te diste cuenta de que el mundo no se detiene a consolar a quien se siente rota.

Así que seguiste.
Con agendas llenas y el corazón vacío.
Con oraciones breves y cargas largas.
Con fe, sí… pero mezclada con miedo. Continuar Leyendo »

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¿Tú también estás recogiendo los pedazos?

Ana se arreglaba todos los días frente al espejo con la precisión de una cirujana emocional.
Corrector en las ojeras, base sobre el cansancio, y rímel para elevar lo que la tristeza intentaba pesar.
Nadie notaba que, además del rostro, maquillaba el alma.

Sabía sonreír a tiempo.
Sabía decir “estoy bien” sin pestañear.
Y sabía llorar en silencio, cuando nadie más estaba cerca… como en el baño.
Cuatro paredes. Una toalla de manos. Y una oración ahogada en la garganta. Continuar Leyendo »

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No estás esperando sola

Quizás estás en esa temporada donde parece que nada se mueve, donde las preguntas pesan más que las respuestas y el tiempo parece avanzar para todos… menos para ti.

Pero quiero recordarte algo que he aprendido en mi caminar: la sala de espera de Dios no es un lugar de castigo, es un lugar de preparación.
Si hoy estás esperando por el hombre que Dios tiene para ti, esta oración es para ti. Léela despacio. Ora con ella. Continuar Leyendo »

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Dios está reparando tu corazón con oro

No recuerdo el momento exacto en que dejé de ser yo.
Solo sé que, en algún punto del camino, me convertí en lo que otros decían de mí.

Me llamaban por mi historia. Por mi error. Por mis decisiones.
Me miraban con desprecio, me evitaban con temor, hablaban de mí como si yo no estuviera ahí.
Y aún si me atrevía a levantar la voz, nadie escuchaba el clamor escondido tras mis gritos.

Vivía entre sombras, cargando cadenas que no se veían, pero que me pesaban como si fueran de hierro. Continuar Leyendo »

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